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El Metro a flor de calle

7 marzo, 2010

Hace unos días leí en un artículo de opinión, que a los murcianos de nacimiento y de adopción nos embarga cierta sensación de provincialismo cuando salimos fuera de nuestros límites patrios y dejamos caer nuestros régios en alguna capital de esas que sorprenden por lo muy bonico que esta todo. A años luz de lo que disfrutamos, o padecemos, por estas tierras de La Fuensanta. Tengo que decir que algo de cierto hay en esa afirmación.
Lo primero que sorprende al desembarcar por esos lares, son los servicios públicos de transporte. Sobre todo el urbano. Impresiona la diferencia de calidad, cosa que aun teniendo su merito, no lo es tanto. No es muy difícil mejorar lo de aquí. Sin animo de hacer comparaciones, siempre odiosas, resulta inevitable hacer una valoración lo más objetiva posible sobre lo que tenemos, lo que vamos a tener y lo que vemos allende las sierras.

El deficiente y caro transporte público urbano de las murcias, que impide, debido a su baja calidad, la descongestión del trafico, no se va a solucionar con una apuesta que depende enteramente de las aglomeraciones rodadas por mucho que disponga de una vía en exclusiva: el tranvía no es la solución. Esta exclusividad incide negativamente en la creciente necesidad de espacio para canalizar el parque automovilístico privado, principal medio de desplazamiento y en constante crecimiento.

La apuesta ferroviaria de superficie es un error que no va a descongestionar el saturado tráfico, ya que su frecuencia y velocidad están limitadas por el resto de medios de transporte y no responde por tanto a las expectativas del usuario.

Decía al inicio de este comentario, que la sensación de provincialismo es inevitable al comprobar como otras urbes han desestimado estas alternativas y aprovechando los adelantos técnicos de hoy en día han apostado por la “canalización” del tren urbano. No se trata de un metro en el sentido estricto del termino, cuyos trayectos discurren a mucha profundidad para evitar las cimentaciones de las construcciones de superficie. Se trata de un “tranvía” a pocos metros bajo las calles y avenidas siguiendo sus trazados y que hace innecesaria la perforación de túneles bajo la ciudad.

Esta alternativa, evidentemente más cara de ejecución que el tranvía de superficie, es la mejor solución para contar con un transporte público urbano rápido, de alta frecuencia y atractivo para los usuarios, debido a su rapidez y proximidad. Evidentemente carece de inmediatez a corto plazo ya que su ejecución es una apuesta de futuro y supera el negocio cuatrienal que va de unas urnas a otras. Sin embargo, más pronto que tarde, la casta política murciana tendrá que empezar a establecer prioridades en la inversión y sobretodo tendrá que coger por los cuernos el toro de la Murcia futura que queremos para nuestros vástagos y los hijos de estos, dejándose de corridas seudo patrióticas que no contribuyen en nada para acometer los retos que la sociedad murciana tiene planteados.

¿Quién se atreve de todos ellos a lidiar este morlaco?

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